jueves, 11 de marzo de 2010

LA FRAGUA DE MASUECO

Momento en el que aparece calentando el hierro.


El hierro al rojo vivo.


Dando forma al hierro.


Momento en el que nos muestra el detalle ya terminado.
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Leandro Sánchez Calvo, a los 10 años ya le ayudaba a su padre, antes de ir a la escuela, a hacer herraduras. A los 12 años, empezó a herrar mulos, el primer mulo que herró fué el de Francisco Carretero, en el lagar donde el mulo molía la aceituna. Después, continuó haciendo algún cuchillo y herraduras. Le ayudaba Luis Arroyo, y como siempre le gustó mucho forjar, continuó haciendo verjas, arados... La fragua, empezó con un fuelle que tiraban con una cadena y, a continuación, compraron unos ventiladores para poder hacer la lumbre de la fragua. Después, en el ejercito hizó un bocado y unas espuelas para un caballo, con el que ganó su primer premio que consistió en 300 ptas y un diploma de forja, junto con otro de buena conducta. Luego, siguió forjando y después se casó y continuó con la tradición que heredó de su abuelo que también fue herrero, y de su padre.
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2 comentarios:

Anónimo dijo...

Delfi. Cuanto me gustan las cosas del pasado. Cuanta experiencia aportan y como pueden enseñar a las generaciones futuras. No entenderán nada del ejército pues, ahora no es obligatorio, no entenderán de pesetas pues ya no existen, no entenderán de no ir a la escuela y trabajar ayudando a sus mayores, pues ahora la escuela es obligatoria y está prohibido el trabajo infantil.
¡Cuanta cosas que parecen lejanas y son de ayer por la tarde!
Creo que sin embargo son la esperiencia y nos pueden aportar a valorar la familia, la importancia y el respeto por todos los trabajo.
Sé que dirán, como hemos dicho siempre que nos lo contaban ¡Bah, batallitas de los mayores!
Pero.. que verdad enseñan porque la vida le impuso tanto esfuerzo, tanta brega y tanta lucha que por ellos estamos aquí y tenemos lo que tenemos. ¡Valoremoslo y compensemos su esfuerzo!

Anónimo dijo...

Buenas tardes querida Delfi; ¡Cuánta razón llevas ! Es importante valorar el trabajo de nuestros mayores porque en él había mucho esfuerzo y, porque como bien dices, son la voz de la experiencia. Un saludo y dejate ver el pelo que ya se te echa de menos. Pasa por la oficina cuando vengas por el pueblo, eso si, con tiempo......Un abrazo. Maite.