viernes, 3 de septiembre de 2010

EL ABUELO CALDERERO


El magistrado Santiago Álvarez, hermano del abuelo calderero, abuelo de Delfina.
(Foto del mesonero.)
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El abuelo, Francisco Álvarez Martín ( hermano del magistrado Santiago Álvarez, el cual, empezó de secretario ) era calderero en Villarino. Él vendía calderos y venía a Masueco a venderlos, donde conoció a la abuela Dolores Egido Merino. Es curioso descubrir que hizo un gran capital, ya que cuando no le pagaban el caldero, él lo cobraba en tierras perdidas. Y, de esta manera, se hizo con bastantes terrenos, tanto en Villarino como en Masueco. En Masueco, por ejemplo, El Castañal lo adquirió así, y El Pinero, Las Puntillinas... que posteriormente fueron viñedos plantados por su hijo, Francisco Álvarez Egido, padre de Delfina Álvarez. Esta entrada va dedicada a Delfina Álvarez Cenizo, la cual, ha trabajado recopilando información y muchos datos importantes del pueblo de Masueco, durante muchísimo tiempo. Trabajadora incansable, como todos los suyos, y gran amante de su pueblo y de sus gentes, se merece mucho más, pero yo pongo mi granito para que conste. Además, Delfina, siempre está apoyando a todas las personas que, de una manera u otra, damos a conocer Masueco. Gracias Delfi, por ser como eres, y estar siempre ahí, dando ánimos y todo tu apoyo.
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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola:
Este es el tipo de historias que pueden interesarnos a mucha gente.
Os he añadido como enlace a la página de historia de las Arribes. Aldeadávila.
ANASTASIA.

Anónimo dijo...

Buenos días Anastasia; ¡ Tiempo sin saber nada de ti ! Pero veo que sigues ahí, y no se te escapa una. Gracias por añadirme como enlace a la página de historia de las Arribes. Maite.

Anónimo dijo...

Delfi:¡El Calderero! Me alegro de que a la gente le gusten las historias, pues son cosas nuestras y de nuestros antepasados.
Salió la familia de Villarino que se mezcló con Masueco. Entre estos familiares a los que he seguido en el archivo eclesiástico figuran familiares de diversos lugares, entre los cuales, está S. Martín de Claraval (francia)
Curioso las mezclas que ya en aquellos tiempos se daban, pues no se viajaba tan facilmente como ahora y sin embargo ahí estaban otros acontecimientos que hacían que las personas se movieran y se mezclaran con otras de sistintos lugares, costumbres y religiones